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Historia y Arte
EL IMPERIO BIZANTINO
Economía y sociedad - 3ª parte
La organización social (continuación)
a aristocracia poseedora de grandes latifundios
fue, junto a los altos funcionarios de la administración civil o eclesiástica,
la clase más poderosa. En las ciudades existieron ciertos grupos de artesanos y
comerciantes que bien pueden considerarse como una clase media. Por debajo de
ellos, una clase formada por obreros y desocupados, constituía el escalón social
más bajo del marco urbano.
De manera global puede afirmarse que, mientras el mundo rural estuvo sujeto a una estructura social de relaciones personales próxima al sistema feudal, el mundo urbano, sobre todo el de Constantinopla, se asemejó bastante al de la antigua Roma. Allí, la masa de la población de obreros y desocupados a los que el Estado mantenía con distribuciones gratuitas de alimentos, ocupaba su tiempo de ocio o ponía de manifiesto sus inquietudes políticas en el circo.
La afición a las carreras de caballos fue grande y, en cierto modo, simbolizó el enfrentamiento entre los distintos grupos sociales a través de los distintos equipos de conductores de carros: los azules y los verdes. Los primeros representaban a las clases acomodadas y los segundos a las clases bajas. Las disputas entre ambos equipos y sus correspondientes partidarios llegaron a enfrentamientos sangrientos y, en ocasiones, los disturbios del circo acabaron, incluso, significando la caída de un emperador.
Por lo que respecta al alto funcionariado, tanto civil como eclesiástico, gozó de privilegios y prebendas entre los que puede destacarse la exención de impuestos.
Los funcionarios estaban directamente vinculados al palacio del emperador, que era el centro neurálgico del Imperio del que salían todo tipo de órdenes o decisiones administrativas, judiciales, militares e incluso religiosas.
La aristocracia rural, por su sistema de relaciones con colonos y siervos actuaba en sus dominios como un auténtico poder, por lo que, con frecuencia, se encontró enfrentada con los emperadores.
Otro tanto cabe decir de ciertas comunidades religiosas, que administraban grandes extensiones de terreno y tenían una notable influencia sobre la población. El poder que llegaron a alcanzar fue motivo de disputas religiosas, como la de los iconoclastas, entre monjes y emperadores.